Está claro que para poder generar innovación en el sector AEC (Architecture, Engineering and Costruction), es necesario fomentar la creación de startups, y que éstas se consoliden en el mercado.
En esta consolidación tendrá un papel importante la forma de financiación de la startup, por lo que los emprendedores de este sector tienen que tener unos conocimientos de cuál es la mejor forma de financiar estas startups, y porqué. Este es el objetivo del presente artículo, y como se verá en el desarrollo del mismo se plasman los indicios o algunos motivos de porqué existen tan pocas startups en nuestro mercado. Como complemento, en la parte final se explica el modelo económico de una startup, y los factores a tener en cuenta en una negociación entre el emprendedor y el inversor de la startup.
Para que exista una startup en el sector AEC no solamente es necesario que exista un persona con espíritu emprendedor (ya es mucho, «we know that») que tenga una idea innovadora con la que se diferencie del resto del mercado (digamos, ¿diferente?), con alto componente tecnológico, sino que además tiene que existir un capital o fondos con los que llevar a cabo las acciones que son necesarias para instalar en el mercado esa idea innovadora. Desgraciadamente, en nuestro país se han juntado una serie de factores simultáneos que nos han separado de forma importante sobre el resto de mercados emprendedores como puede ser el mercado americano, líder en emprender. Una burbuja inmobiliaria donde se buscaban unos beneficios desproporcionados y rápidos, unos inversores conservadores que solo buscaban el beneficio alto, sin esfuerzo y a corto plazo, y una forma de hacer liderada por algunos agentes del sector, que se encontraba bien lejos de la innovación, la sostenibilidad, el largo plazo, el esfuerzo y el trabajo bien hecho. Porque no lo olvidemos, la innovación está asociada al trabajo bien hecho, no hay innovación con medias tintas y trabajo fácil. La ley del minino esfuerzo no lleva a nuevas propuestas.

Parte I. Fuentes de financiación de una startup
En general, existe una diversidad de fuentes de financiación para una Startup, casi todas ellas con un coste asociado y todas ellas sin ser de fácil acceso.
Una de ellas es el Capital Riesgo, destinada a fase de inicio. Este tipo se llama en inglés Venture Capital. Que un inversor aporte fondos a un capital de riesgo de una startup a cambio de un capital social de la empresa, renunciando a las garantías de financiación bancaria, no es porque le guste el riesgo. Al contrario, evaluará los riesgos de inversión por medio de un Plan de negocio, el cual tiene dos partes: una estratégica y otra económica.
Un Plan de negocio tiene que informar de los fondos que necesita la empresa, a qué irán destinados tales fondos y qué rentabilidad obtendrá de ellos. Estos son los puntos de la parte económica del plan.
Hay que tener presente que la mayoría de startups que cierran al cabo de poco tiempo de abrir, no lo hacen por pérdidas sino por falta de liquidez. La generación de caja de la startup, el “Cash is King”.
Pero, ¿Qué es El capital riesgo?
Un capital riesgo que invierte en una startup, entra como socio en la misma, pero luego venderá su participación, con el objetivo único de ganar dinero (bastante si puede). El concepto de Capital riesgo es inseparable de la salida de la empresa. El socio de capital riesgo puede ser un fondo o una sociedad mercantil tradicional.
Pero hay que tener claro que el capital riesgo en una startup no es un prestamista, sino que es un socio. Las prestaciones de un capital riesgo no tienen el carácter de deuda, y por tanto, no deben devolverse según el calendario propio de los contratos de préstamo tradicionales de las entidades de crédito. Al actuar como un socio, el capital riesgo asume el riesgo empresarial en su totalidad, si bien en el acuerdo de inversión que negociará con el emprendedor, intentará mitigar en la medida de lo posible el riesgo.
Un fondo capital de riesgo no puede invertir en cualquier empresa. Tiene limitaciones sectoriales que determina la ley, como puede ser que no puede participar en empresas del sector financiero o inmobiliario, es decir, no puede participar en un banco o en una empresa inmobiliaria.
Se trata de una financiación a largo plazo, donde el socio financiero suele salir de la empresa en un plazo comprendido entre los 3 y los 7 años. Proporciona un accionariado estable, y permite aumentar la capacidad de endeudamiento de la startup (ventajas financieras).
Asimismo, un capital riesgo aporta un socio financiero que aporta valor en las operaciones corrientes de la startup, ya que puede ser especialista en un área, aportar contactos…, ya que como se ha dicho antes, el emprendedor y el capital riesgo no tienen una relación de prestamista y deudor, sino de socios que colaboran en el éxito de un proyecto empresarial, y por ello el financiador se involucrará.
Existen, además, dos tipos de socios: los socios institucionales y los socios industriales. Los socios institucionales son aquellos cuya actividad principal es la inversión y desinversión en sociedades participadas. Son empresas relacionadas con la startup. El socio institucional plantea la entrada en una startup como una inversión financiera en si misma, mientras que el socio industrial analiza el valor añadido que se aportará a su negocio principal o core. Los plazos de salida de la startup son diferentes, el primero sale lo más pronto posible, y el segundo, con vistas a indefinido, y pensando que la startup forme más de su plan estratégico de la empresa. El primero, intentará maximizar los beneficios, y el segundo, intentará que aporte valor a su empresa.
La presencia de un socio industrial puede tener consecuencias para la venta posterior o adquisición de más capital, dado el carácter no financiero sino estratégico que tales socios realizan. Puede ser que el nuevo socio que pretende entrar en la startup en un escenario de búsqueda de financiación por parte de la startup, no quiera compartir la empresa con la competencia (socio industrial existente), y no comprará, por lo que el único socio que quiera comprar va a ser el socio industrial que ya existe, y eso hará bajar el precio de la compra de la startup.
Los Tipos de inversores de capital de riesgo son:
Private Equity. Son grandes fondos que invierten, bien en compañías consolidadas, o bien en situaciones especiales. No es, por tanto, un tipo de capital de riesgo para el caso de las startup.
Business Angels. Son particulares adinerados que invierten en proyectos empresariales que se encuentran en una fase muy temprana de desarrollo. Sin embargo, en España hay pocos. ¿Por qué? Creo que es porque el prototipo de inversor español es lo contrario a un Business Angel, el cual acepta el riesgo, es audaz, paciente. Un inversor español no quiere arriesgar, no está interesado en la tecnología, es cortoplacista, solo le interesa los bienes raíces y no tiene conocimientos financieros solidos.
La burbuja inmobiliaria de este país alimentó este tipo de inversor cortoplacista, con beneficios desproporcionados, fáciles y rápidos, que impidió que el capital existente en el país se invirtiera en proyectos empresariales de innovación tecnológica o cualquier otro tipo de innovación, sostenibles y que aportaran un valor a la sociedad (incluyendo también el valor social que no se puede valorar con moneda).
Hay muchos tipos de Business Angel. No existe un método único en su forma de actuar y no se sabe cuándo van a salir de la startup.
Venture capital. Es el mejor para el emprendedor, pero no es un sistema donde sea fácil ganar dinero. Existen datos publicados del mercado americano, donde se muestra que un 8,5% del total de las inversiones consigue beneficios del 50%. Existe un 44% del total de las inversiones donde se producen pérdidas («a bit good/half bad»).
Y este tipo de operaciones con un alto beneficio, son las que están dispuestas a invertir el Venture Capital, porque lo que quiere es recuperar el capital perdido y conseguir una rentabilidad (alta) en el total de la cartera de inversiones. Y para que los números salgan al inversor la rentabilidad se obtiene de pocos casos de éxito que tienen una gran rentabilidad.
Como conclusión, podemos indicar que las starts del sector AEC tendrían que generar modelos de negocio que produjeran grandes beneficios, para que un Venture capital, que es la forma de financiación que más interesa, se comprometa a invertir en la misma.
No lo tienen nada fácil, porque no solo se trata de innovar, sino de conseguir una fuente de financiación que le ayude a sobrevivir de una forma garantizada. Un gran reto.
Y en caso de proyectos de poca potencia económica, se verán financiados por Business Angel que no garantizan la estabilidad a la largo plazo, con un comportamiento impredecible, y que varía en cada caso. Más difícil de que sobreviva a largo plazo la idea y la startup, ya que no es un marco de trabajo protector.
Parte II. Modelo económico de una Startup
En el modelo económico de la startup nos encontramos con los siguientes elementos:
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Cuenta de explotación
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Balance de situación
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Beneficios
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Fondo de maniobra
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Inversiones
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Deuda
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Flujo de caja de las operaciones
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Flujo de caja de las inversiones
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Flujo de caja de financiación
El balance de situación son los fondos que están financiando la sociedad (pasivo) y las aplicaciones que se da a estos fondos (activo). El activo-pasivo. Los recursos de la startup han de aplicarse en un activo.
La cuenta de explotación es el resultado durante un período de tiempo. A los ingresos se les deduce el EBIIDA (Earning Before Interests, Taxes, Depreciation and Amortization). Las ventas menos el costo de ventas (margen bruto).
El EBIIDA indica al inversor la pérdida o beneficio que obtendrá la empresa. Durante los primeros años en una startup es negativo.
Las ventas conviene analizarlas cliente a cliente cada año.
El coste de venta es el coste directo del producto. Conviene para estudiarlo tener presupuestos de proveedores.
Los gastos de estructura son los costes de personal y los costes generales.
Para los costes de personal hay que establecer un calendario de contratación de personal. Es un coste para la empresa teniendo en cuenta el sueldo bruto y las cargas sociales.
El punto de equilibrio es la cantidad de producto que es necesario vender para beneficio cero. El volumen de ventas a partir del cual se empieza a tener beneficio.
Las inversiones que se pueden realizar son las siguientes:
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Inversiones materiales.
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Inversiones inmateriales.
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Amortizaciones / cuenta de pérdidas y ganancias
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Activo fijo/balance de situación
Parte III. Negociación
Estos son los siguientes puntos a tener en cuenta en las negociaciones de emprendedores:
En una negociación la clave es lo que se sabe. Para saber más, lo importante es escuchar. El mejor negociador es el que mejor preguntas hace, y el que mejor sabe escuchar e interpretar respuestas.
Existe una asimetría de información en una negociación, la mayoría de las veces (las dos partes de la negociación no saben lo mismo).
Procesamos dos tipos de información en negociaciones: las palabras que dice el otro y las señales que nos envía (intenciones).
Los intereses de los emprendedores están ocultos al inicio de la negociación. Los conoce el emprendedor, pero no por ejemplo un Venture Capital, y durante la negociación saldrán a la luz.

Bibliografía principal: "Finazas para emprendedores". Autor: Antonio Manzanera
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