En este artículo, basado en información científica que se ha obtenido de la publicación periódica Mente&Cerebro 2018, se pretende reflexionar sobre la necesidad de que el emprendedor sea una persona con un alto nivel de resilencia, como herramienta de ayuda a la superación de todos los obstáculos que se le van a presentar en el camino. La primera parte hace referencia a las consecuencias físicas que el estrés y la falta de resilencia produce en nuestro cuerpo y mente. En la segunda parte se explican las características que ayudan a aumentar la resilencia en un emprendedor.
La resilencia es la resistencia mental.
En las personas resilentes, la hormona del estrés desciende rápidamente tras una adversidad. La inflamación en el cuerpo es más débil. De esto, se deduce que una persona resilente se recupera más fácilmente de una situación negativa, y se acostumbra a ella. Además, tiene menos probabilidad de una enfermedad cardiovascular.
Las consecuencias físicas de un estrés crónico son, por un lado aumentan las inflamaciones en el cuerpo, y al final, se llega a problemas como las alergias, la obesidad, diabetes y enfermedades coronarias, y por otro lado, pueden llevar a lo que se llama “la conducta de la enfermedad” como es el agotamiento, la somnolencia, la falta de apetito, la desmotivación, la falta de atención y la falta de memoria.
Y otra agresión física, es que el estrés continuado afecta al hipocampo, que es una estructura cerebral que tiene un papel importante en la memoria, de forma que presenta menos área en una persona estresada.
Es verdad que la configuración genética influye en la resilencia, pero no la determina.
Las siguientes características aumentan la resilencia de las personas:
La coherencia. Saber encontrar soluciones a los problemas.
La flexibilidad cognitiva o la capacidad de adaptarse de forma flexible a las condiciones ambientales cambiantes. Martin Setigman, de la Universidad de Pensilvania, y fundador de la psicología positiva, desarrolló un método para cambiar los pensamientos negativos (no lo voy a conseguir, todo va mal…).
Abandono de un estado negativo lo más pronto posible, y ver en esta situación una posibilidad. Refuerza la fuerza a resistir.
Estar convencido de que se va a conseguir las metas, a pesar de los obstáculos.
Estar en forma, ya que estas personas son más activas, y tienen mejor humor.
En conclusión, no existe duda que los obstáculos y problemas con que se va a encontrar el emprendedor son muchos e importantes, llevando al mismo a situaciones de alto estrés. Por ello, es imprescindible que las personas que emprenden dispongan de un alto nivel de resilencia, de resistencia a la adversidad, con el objetivo de superar estas situaciones negativas y salir reforzado, ya que al superar la situación positivamente aumenta la fuerza acostumbrándose a ellas. Al no darse nunca por vencido y creer en él mismo, al final acaba superando la situación.
La resilencia es lo contrario de «tirar la toalla».

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